Turismo sexual en Kenia, trabajo de evangelización radical en Viena y campamento para adolescentes con sobrepeso, ¿qué le empujó a escoger estos tres temas?
Son tres mujeres enamoradas que van a tener una decepción. La más joven, la que ha ido de vacaciones a un campamento para adolescentes con sobrepeso, vive un primer amor sin condiciones. La que va a Kenia (la madre de la joven) busca amor o sexo, y su viaje es una decisión consciente después de años de decepción amorosa. En cuanto a la que solo ama a Jesús (la hermana de la segunda protagonista), va aún más lejos. Al haber transferido la vida sexual al terreno espiritual, busca en el cielo, o sea, en el paraíso, lo que no ha encontrado en la tierra.

Sobre todo en lo que respecta a la película rodada en Kenia, la acción es muy libre, improvisada. ¿Qué lugar ocupa la escritura en un caso así?
No es del todo exacto. La historia de Kenia empezó siendo la más extensa y la que más detallada estaba en el guión. Las localizaciones in situ se realizaron a lo largo de dos años, pero como en todas mis películas hubo modificaciones durante el rodaje. Modificaciones profundas. Al principio se trataba de la historia de una mujer que ya tenía un amante en Kenia y volvía para verle. Pero después de escoger a Margarethe Tiesel para el papel protagonista y de ensayar con los actores africanos, llegué a la conclusión de que sería más interesante trabajar la historia de una mujer blanca que entra en contacto con africanos durante un primer viaje. Por otra parte, tenía a dos candidatos para el papel protagonista masculino y no conseguía decidirme. No podía equivocarme, ya que tendría que rodar escenas íntimas y físicas que debían parecer reales. Por eso empecé a rodar con ambos actores, y a planificar el rodaje siguiente según los resultados del día. No obstante, respetamos en gran medida el guión.

Siempre trabaja mezclando actores profesionales con no profesionales. En esta película, ¿los beach boys de las playas de Kenia son los no profesionales? ¿Cómo les conoció? ¿Fue difícil convencerles de que rodaran?
No fue nada difícil conocerles. Al contrario. Basta con poner el pie en una playa de Kenia para estar rodeado, asediado incluso en todos los idiomas. Lo más delicado fue encontrar buenos actores y convencerles. Necesité tiempo. Nos guste o no, en Kenia todo es cuestión de dinero. Los habitantes consideran que un europeo blanco tiene dinero y actúan en consecuencia.

¿Puede darme algunos ejemplos concretos?
Por ejemplo, hace falta pagar para que un beach boy vaya a un casting. Tratándose de dinero, los kenianos tienen una imaginación desbordante. Algunas de las excusas a las que recurren para sacarnos dinero podrían tacharse de mentiras, pero aprendí a apreciar su inventiva. Un beach boy keniano considera normal intentar convencer a alguien en tres días que un miembro de su familia está enfermo, que a otro le ha mordido una serpiente, que uno de sus hermanos tiene malaria y que su abuela acaba de morir.

¿Qué criterio siguió para escoger a las actrices principales? Me refiero a Margarethe Tiesel para PARAÍSO: AMOR.
Siempre pensé en una actriz profesional para el papel principal, pero debía satisfacer una larga de lista de exigencias. Entre otras, haber cumplido los cincuenta años y no corresponder a los cánones de la belleza occidental; por ejemplo, tener sobrepeso. Además, para ser compatible con mi método de rodaje, debería ser capaz de improvisar sin perder autenticidad. Pero quedaba lo más difícil, las escenas sexuales con jóvenes africanos. El casting duró más de un año y tuvimos la suerte de encontrar a Margarethe Tiesel.

Corporalidad y sexualidad, ¿qué significan para usted? Su cine me hace pensar en los cuadros de Lucian Freud…
La corporalidad tiene un papel importante en mi cine. Me gusta filmar a los actores muy de cerca; mostrarles tal como son, sin maquillaje. La belleza vuelve a surgir en ausencia de artificios.

La trilogía utiliza los términos “fe, amor, esperanza”, el título de una obra de Ödön von Horváth.
De joven era un gran admirador de Ödön von Horváth. Sus novelas y obras de teatro influyeron en mi forma de vida y de mirar a las personas. Pero Horváth no ha tenido una influencia directa en la trilogía Paraíso. De hecho, el título no se decidió definitivamente hasta la fase final del montaje.

Aunque se hable de la trilogía Paraíso, cada una de las tres películas posee cualidades estéticas y narrativas propias. ¿A qué se debe?
Mi forma de rodar, es decir, de concebir imágenes y su contenido narrativo, se basa por una parte en lo que encuentro in situ y, por otra parte, en las circunstancias del rodaje. El ambiente de la historia que va a contarse tiene un papel de suma importancia. En Kenia, por ejemplo, un país tremendamente ruidoso, el mar, las palmeras y la playa confieren a la película un barniz de exotismo y libertad. Había pensado rodar en otros países donde también van sugar mamas, como la República Dominicana y ciertos lugares del Caribe. Me decanté por África porque me interesaba la tensión social, las heridas procedentes de la época colonial. África me embrujó por la diversidad y las contradicciones, el horror y la belleza, la miseria y la riqueza procedente del turismo, siendo este último una forma moderna de colonialismo. Me parece un continente de una infinita inspiración visual.



Nació en 1952 y reside en Viena, Austria. Tiene en su haber numerosos documentales premiados en festivales internacionales.

Su primer largometraje fue Días perros, galardonado con el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia 2001. Dos años después fundó la productora Ulrich Seidl Filmproduktion GmbH y produjo Import Export, que participó en el Festival de Cannes 2007.

El rodaje de la trilogía Paraíso ha durado cuatro años. Actualmente prepara un documental titulado “Im Keller”, en el que se explora la relación de los austríacos con el sótano de sus casas.


2012 PARAÍSO: ESPERANZA (Berlín 2013)
2012 PARAÍSO: FE (Premio Especial del Jurado Venecia 2012)
PARAÍSO: AMOR (Cannes 2012)
2007 IMPORT EXPORT
2006 BRÜDER, LASST UNS LUSTIG SEIN
(Cortometraje)
2003 JESUS, DU WEISST
(Documental) (Mejor Documental, Karlovy Vary 2003)
2002 ZUR LAGE: ÖSTERREICH IN SECHS KAPITELN
(Documental)
2001 DÍAS PERROS
(Premio Asturias, Festival de Gijón 2001)
1999 MODELS
(Premio del Público, Festival de Sarajevo 1999)
1998 SPASS OHNE GRENZEN
(Documental)
1997 DER BUSENFREUND
(Documental)
1996 TIERIESCHE LIEBE
(Documental)
1996 BILDER EINER AUSSTELLUNG
(Documental)
1994 DIE LETZTEN MÄNNER
(Documental)
1992 MIT VERLUST IST ZU RECHNEN
(Documental)
1990 GOOD NEWS: VON KOLPORTEUREN, TOTEN HUNDEN UND ANDEREN WIENERN
(Documental)


El principio básico del método es el siguiente: rodar una película de ficción como si se tratase de un documental para integrar instantes reales, el efecto sorpresa y lo imprevisto en los elementos ficticios.

No se utiliza un guión al uso: las diversas escenas están descritas con detalle, pero carecen de diálogos. El guión se modifica y enriquece constantemente durante el rodaje. Al respecto, Ulrich Seidl dice: “Realizar una película es un proceso que tiene en cuenta los resultados de cada día de rodaje”.

El reparto está compuesto por actores profesionales y no profesionales. Idealmente, los papeles se distribuyen de forma que el espectador no vea la diferencia.

Durante el rodaje, los actores trabajan sin guión.

Los diálogos y las escenas se improvisan con los actores.

El rodaje se hace cronológicamente, permitiendo el desarrollo de la acción y manteniendo todas las opciones abiertas para el final de la película.

Se rueda en el lugar donde transcurre la acción.

Solo hay música si forma parte íntegra de la escena.

El principio de “método abierto” aplicado durante el rodaje también es válido para el montaje. Se reescribe la película en la sala de montaje mientras se evalúan y descartan tomas. El montaje es necesariamente largo para distinguir lo posible de lo imposible. En el caso de Paraíso, un largometraje se ha convertido en una trilogía, tres películas independientes que se completan.

Las películas de Ulrich Seidl, además de las escenas de ficción, también incluyen “cuadros”, tomas con un encuadre fijo en las que los actores miran directamente a cámara. Presente desde su primer cortometraje, One Forty (1980), el principio del cuadro Seidl ha hecho escuela y ha sido usado por otros directores de ficción y documentalistas. Ulrich Seidl rueda numerosos “cuadros” para cada una de sus películas, aunque no siempre los utilice en la versión final. “Un día de estos haré una película con todos los cuadros que no he usado hasta ahora”, dice el director.