Vincenzo Amato (Salvatore)
Es un conocido escultor siciliano afincado en Nueva York. Debutó en el cine en 1997 con Once We Were Strangers, de Emanuele Crialese. En 1999 trabajó en Prison Song. Volvió a protagonizar la siguiente película de Emanuele Crialese, Respiro, en 2002. Ese mismo año tuvo un papel en Ciao America, de Frank Ciota. También ha prestado su voz a las películas La vida es bella y Pinocchio, ambas de Roberto Benigni.

Entrevista con Vincenzo Amato


¿Puede presentarse y explicar cómo divide su vida entre dos pasiones, la interpretación y la escultura?
Soy artista. Nací y crecí en Sicilia. Me mudé a Nueva York en 1993. Cada día voy a mi taller a trabajar. A veces, si un proyecto me entusiasma, trabajo con un director de cine. Me enfrento a las dos tareas con la misma actitud. Son dos formas de expresión artística. No creo que los artistas deban limitarse a un único medio de expresión. También me gustaría ser cantante.

¿Cómo describiría su relación con Emanuele Crialese? ¿Trabaja igual con usted que con los actores profesionales? ¿Cómo dirigió a los intérpretes?
Mi relación con Emanuele Crialese es muy especial. Empezamos esta aventura cinematográfica cuando éramos dos extranjeros que acababan de emigrar a Nueva York. Me propuso ser el protagonista de su primera película, Once We Were Strangers. Desde entonces, mantenemos una colaboración artística maravillosa, repleta de ideas, de inspiración, de risas y de terribles discusiones. Hablamos de las cosas como si nos fuera la vida en ello. Sí, creo que no se comporta igual con los otros actores. Nos une una gran amistad y confianza.

¿Realizó algún tipo de investigación histórica para conocer el contexto de la película y construir mejor a su personaje? Ya que vive en Nueva York, ¿ha ido a Ellis Island?
Siempre me ha interesado la construcción de Estados Unidos, hecha a partir de oleadas de emigrantes, y la vida del campo en Sicilia.

Visité Ellis Island al poco de mudarme a Estados Unidos. Llegué en avión y sentí la necesidad de ver cómo llegaron los que habían venido mucho antes. Ellis Island es un lugar lleno de vida, o mejor dicho, lleno de fantasmas. Allí, la emoción no tarda en apoderarse de la gente.

¿Cómo describiría a Salvatore y cómo se ha metido dentro del personaje? ¿Trabajó más el lado físico o psicológico?
Interpreté a Salvatore como si hubiese emigrado a Estados Unidos en 1910 en vez de 1993. Somos el mismo. No crecimos del mismo modo, pero creemos en lo mismo. Este papel me dio la oportunidad de viajar en el tiempo y de volver a nacer en otra época. Salvatore es un hombre que tiene el valor de volver a empezar, de lanzarse a lo desconocido, dejando atrás todo lo que conoce. Es un hombre curioso, un aventurero, pero también siente miedo. Para él, equivale a viajar a la Luna.
Preparé el papel en los montes de Sicilia. Estuve semanas con un viejo campesino llamado Liddo. Le acompañé durante meses, trabajé en el campo con él. No importa el tiempo que haga, él sigue adelante bajo un sol abrasador, bajo la lluvia, con el frío. Me contó muchas historias que alimentaron a mi personaje. Escuchándole, desarrollé el acento de Salvatore cuando habla el dialecto siciliano. Todo este trabajo también fue muy importante para la expresión corporal.

¿Cree que Salvatore es diferente de los otros hombres del barco? ¿Y qué espera de su relación con Lucy?
Ignoro si es diferente de los otros hombres del barco. Lo importante es que Emanuele quiso observar a este hombre con una especie de cámara oculta. Lucy gusta a Salvatore porque es diferente de él y de las otras mujeres que conoce. Le atrae lo desconocido. No espera nada de Lucy, simplemente porque no espera nada en general. Vive el presente. Quiere estar con ella ahora porque para él, únicamente existe el presente.

¿Esta película ha sido más difícil que las anteriores de Emanuele Crialese?
Soy artista, vivo en Nueva York en el siglo XXI. Es difícil encarnar a un hombre que ya no existe, un campesino siciliano de 1910.
Tuve que convencerme de que siempre hubo algo de ambos personajes dentro de mí. Le agradezco a Emanuele que me haya dado la oportunidad de ser como ellos.