Entrevista con el director

Pablo Larráin

¿Por qué decidió usar cámaras de los años ochenta para conseguir el lenguaje audiovisual de la película?
Decidimos rodar en el mismo formato que se había usado para las imágenes de archivo de la película. El resultado son unas imágenes idénticas a las que se rodaron en los ochenta para que el espectador acceda a este material poco corriente sin darse realmente cuenta de dónde empiezan las imágenes de archivo y dónde acaba el rodaje actual. Eso nos permitió evitar que el uso del material de archivo fuera obvio, creando una combinación sin sutura entre el tiempo, el espacio y el material generado con cámaras de 1983 con tubo Ikegami.

El formato casi cuadrado de 4:3 y una decisión audiovisual especial, la de rodar con cámaras de vídeo analógicas, también representan una forma de resistencia ante la hegemonía estética de la alta definición.

¿Cómo llegó a instalarse en el Chile posterior a Pinochet el modelo usado para vencer a la dictadura?
René Saavedra es un producto del sistema neoliberal impulsado por Pinochet. Por eso me parece interesante que sea él quien consiga desconcertar a Pinochet haciendo uso de las mismas herramientas ideológicas de la dictadura. Lo hace inventando una campaña publicitaria plagada de simbolismos y objetivos políticos que aparentan ser una mera estrategia de comunicación, pero que en realidad esconden el devenir de un país. En mi opinión, la campaña del “NO” es el primer nivel de consolidación del capitalismo como único sistema posible en Chile. No se trata de una metáfora, es exactamente eso: publicidad pura y dura llevada a la política.

¿Qué ha significado para usted completar la trilogía, después de Tony Manero y Santiago 73, Post Mortem?

He cerrado un ciclo. Ahora solo queda esperar que las películas generen un vínculo entre sí. Santiago 73, Post Mortem habla de los orígenes de la dictadura; Tony Manero, de la época más violenta, y NO del fin de la misma. Quizá lo que más me interese es realizar un balance, volver a visitar el imaginario de la violencia, de la destrucción moral, de la destrucción ideológica, no para entenderla, sino para dejar constancia de que existió. Puede que con el tiempo estas tres películas den una visión de un periodo lleno de laberintos oscuros y tristes, de alegrías torpes y a menudo forzadas.
Pablo Larraín nació en Santiago de Chile en 1976. Es cofundador de Fábula, una empresa dedicada a la producción cinematográfica, televisiva y publicitaria.

En 2005 realizó su primer largometraje, Fuga.

En 2007 dirigió su segunda película, Tony Manero, coescrita con Mateo Iribarren y Alfredo Castro, seleccionada para la Quincena de Realizadores en el Festival de Cannes 2008.

Su tercer largometraje, Santiago 73, Post Mortem, protagonizado por Alfredo Castro y Antonia Zegers, participó en la Sección Oficial del Festival de Venecia 2010.

En 2010 dirigió “Prófugos”, la primera serie de televisión producida en Chile por HBO. El rodaje de la segunda temporada ha empezado en 2012.

NO es su cuarto largometraje.