Una mañana de primavera, Emilie recibe una carta de amor anónima tan bella como inspirada.

Su primera reacción es tirarla a la basura, pero se da cuenta de que puede ser la solución para ayudar a su madre, que no supera la tristeza y el aislamiento desde que su marido la dejó. Sin pensarlo dos veces, se la manda.

Emilie aún no sabe que el autor de la carta es Jean, un tímido empleado suyo.

Más aún, no puede imaginar que su gesto les proyectará a todos hacia una serie de malentendidos y equívocos que no tardarán en superarlos…