“El camino al paraíso fue duro y pedregoso” empieza diciendo Maria Hofstätter. Desde que recibió la primera versión del guión, la actriz pasó siete proféticos y bíblicos años preparándose para el papel. Desde sus primeras apariciones en la pantalla, la actriz, de 48 años, ha demostrado lo meticulosa que es y su dedicación por cada uno de sus personajes, tal como ocurrió con su premiado papel de autoestopista en el primer largo de ficción de Ulrich Seidl, Días perros (2001). Para rodar Import Export (2007) trabajó durante meses en un hospital geriátrico. Su preparación para PARAÍSO: FE no fue menor.

Según dice, el papel de Anna Maria ha sido el más difícil de su carrera, ¿por qué?
Mi comprensión racional del carácter de Anna Maria fue relativamente rápida. Me atraía su total devoción, su fe incondicional y la experiencia del amor divino. Pero tuve enormes problemas a la hora de permitirme experimentar esas cosas emocionalmente. Tenía dudas acerca de si sería capaz de aportar la credibilidad necesaria al papel. No puedo explicar a qué se debía esa resistencia interior. Quizá fuese por mi pasado católico. Y si no me rendí, se lo debo a la gran paciencia de Ulrich, a su perseverancia y confianza.

¿Cuál es su relación con la fe?
Ya que solo soy humana, nunca llegaré a entender a Dios. Desconfío de aquellos que afirman conocer la verdad absoluta. Por eso ya no pertenezco a ninguna confesión. Crecí en la fe católica en un ambiente muy católico, y estoy convencida de que me marcó para toda la vida.

¿Cómo intentó superar su resistencia interna y hacerse con el papel?
Por una parte, me documenté con diversos grupos religiosos. Hablé con creyentes, recé con ellos, les acompañé en su labor evangelista y participé en manifestaciones antiabortistas. Pero también me preparé sola. Hice lo que llamo “mis experimentos”: un peregrinaje a pie de una semana a Mariazell, una semana en un convento con monjas que habían hecho voto de silencio, una semana de ascetismo sola en un bosque sin comida. Esos experimentos debían ayudarme a pasar por algo parecido a una experiencia mística, aprender lo que significa llevar una cruz, aprender a soportar el dolor, el hambre, la soledad; conocer algo parecido a la experiencia divina, empezar a entender. Si me ayudaron a encarnar el papel, sinceramente, no lo sé. Pero sí sé que aprendí bastante sobre mí misma en el proceso.

Ha dicho que hizo proselitismo yendo de puerta en puerta.
Sí, eso me costó mucho. Primero porque son necesarios buenos conocimientos religiosos para tener la respuesta católica adecuada a cualquier pregunta. Y segundo, porque cada vez hay que superar la vergüenza de llamar a la puerta de alguien con la intención de imponer las creencias de una a alguien que no quiere saber nada. Una copita de “schnapps” de vez en cuando fue de enorme ayuda.

¿Es verdad que las escenas de flagelación son auténticas?
Sí. Primero hice una prueba con un látigo sadomaso de un sex-shop para ver hasta dónde podía llegar y cómo quedaba una vez rodado. Luego me documenté para saber cómo era un verdadero azote, por ejemplo, los que usa el Opus Dei. Son látigos con correas de cuero anudadas. El mío estaba hecho a mano, y después de varias pruebas lo hice arreglar a mi medida en cuanto al largo, fuerza y número de correas para que funcionara bien visualmente, no se enmarañara y fuera fácil flagelarme. No soy masoquista, no eran las escenas que más me apetecía hacer. Pero al final no fue tan terrible, la espalda me dolió un par de días, nada más. La flagelación es espectacular, pero estar horas de rodillas rezando es mucho más doloroso.

Trabaja con Ulrich Seidl desde Días perros, ¿qué tiene de especial esta colaboración?
Sí, hace mucho que nos conocemos y sabemos cómo trabajamos. Ulrich Seidl sabe la preparación que necesito y cómo funciono en el plató. Por mi parte, admiro su perfeccionismo, que me sirve de brújula. Consigo controlar mis dudas si parece estar satisfecho. Tiene un método de trabajo de lo más inusual. El guión carece de diálogos, por lo que tienes que llevar el papel en la sangre y en los huesos para poder reaccionar con autenticidad. Trabajar con Ulrich es toda una aventura, y no porque lo ponga difícil, sino porque siempre acabas conociéndote más a ti misma.

Maria Hofstätter (Anna Maria)
Empezó a trabajar con Ulrich Seidl en 1994 cuando este rodó el retrato del caricaturista Gerhard Haderer, pero se dio a conocer con su premiado papel en Días perros (2001), también de Ulrich Seidl. Ha trabajado con los realizadores más conocidos de Austria, como Michael Haneke (Le temps du loup) y Michael Glawogger (Hurensohn). También es una conocida actriz de teatro. Desde 1995 codirige con Dietmar Nigsch el Projekttheater en Voralberg.

Nabil Saleh (Marido de Anna Maria)
Es egipcio y nunca había trabajado en cine. Creció en Alejandría, ha recorrido medio mundo, habla seis idiomas y reside en Europa desde 1972. Vivió en Grecia, Gran Bretaña, Francia, Noruega y Alemania antes de instalarse en Austria en 1980. Trabaja en Viena dando masajes. Hablando de su papel, dice: “Soy un extranjero en Viena y tengo los mismos problemas con los austríacos, los extranjeros y las mujeres que mi personaje”. Hace poco ha trabajado en la obra de teatro de Ulrich Seidl “Böse Buben/Fiese Männer”, basada en textos de David Foster Wallace.



Ulrich Seidl trabaja con el mismo equipo desde hace varios años, personas a las que es fiel y que, sobre todo, le son fieles, algo muy difícil tratándose de una producción y un rodaje que puede prolongarse durante más de un año.

Directores de fotografía
Wolfgang Thaler se encargó de la fotografía del documental “Spass ohne Grenzen” (1998) y ha trabajado en todas las películas ulteriores de Ulrich Seidl, Días perros, Jesús, Du weisst e Import Export. Thaler también trabaja con Michael Glawogger (Whores’ Glory). El director de fotografía estadounidense Ed Lachman se unió a Wolfgang Thaler para Import Export. Ha trabajado con realizadores de la talla de Robert Altman, Wim Wenders, Steven Soderbergh y Todd Haynes.

Sonido
Ekkehart Baumung ya pertenecía al equipo que realizó el documental “Good News” (1990). Hablando de él, Ulrich Seidl dice: “En todas mis películas, sean de ficción o documentales, el sonido directo es un elemento esencial de la autenticidad, y Ekkehart Baumung es un maestro del sonido directo”.

Montaje
Christof Schertenleib y Ulrich Seidl se conocieron cuando estudiaban juntos en la Academia de Cine de Viena. Se ha ocupado del montaje de casi todas las películas del director.

Guión
Veronika Frantz trabaja y vive con el realizador desde 1996. Periodista de profesión, ha coescrito todos los guiones de Ulrich Seidl desde Días perros.