Con la trilogía PARAÍSO ha conseguido presentar tres películas a concurso en los tres festivales principales, Cannes, Venecia y Berlín, en un año. ¿Qué significa para usted?
Significa que con las tres películas de PARAÍSO hemos conseguido crear controversia y dar pie a un debate en un contexto internacional amplio. Claro que me enorgullece haber conseguido algo que ningún otro director había hecho hasta ahora: presentar tres películas, una tras otra, en los tres festivales más prestigiosos del mundo.

PARAÍSO, ¿cómo se le ocurrió el nombre de la trilogía?
En un sentido bíblico, el paraíso es la promesa de un estado de felicidad permanente, pero en la industria turística se ha convertido en un término sobreutilizado que evoca un deseo de sol, mar, libertad, amor y sexo. En este sentido, la palabra es aplicable a las tres historias, ya que describen a tres mujeres que intentan hacer realidad sus sueños.

¿Cómo encaja la noción de paraíso con unas adolescentes en un campamento para adelgazar?
El paraíso no es el decorado, sino el anhelo del paraíso, como ocurre en las otras dos películas. Aquí se describen los sueños y deseos de unas chicas pubescentes acerca de la vida, el amor y la sexualidad. Melanie está gorda y por eso no se siente segura de sí misma, cree que el hombre del que se enamora la rechaza debido a su aspecto físico.

Esto nos lleva a la cuestión de los ideales de belleza actuales en la trilogía PARAÍSO. La corporalidad y la belleza, ¿en qué le hacen pensar?
La corporalidad siempre tiene un papel importante en mis películas. Me gusta filmar cerca de la piel, enseñar los cuerpos sin adornos. Siento que la belleza se encuentra en lo que no es bello. Luego está la cuestión de las perversas presiones sociales. ¿Qué se hacen las mujeres y los hombres para que sus cuerpos encajen con las normas que prescribe la sociedad?

Como realizador y como hombre, ¿qué le molesta del ideal social de la belleza?
No quiero que otros me digan lo que es bello. Me molesta la homogeneización de la noción de belleza. Me molesta la presión social y la hipocresía que la rodea. Y sobre todo, me molesta que los criterios actuales de belleza provengan de personas e industrias cuyo único interés es ganar dinero.

Originalmente, trilogía PARAÍSO se concibió como una sola película. ¿Qué le empujó a separar las historias?
No construimos un guión como suele hacerse. Las escenas están descritas con precisión, pero las historias individuales parecen novelas cortas y no están conectadas. La conexión nace en la sala de montaje, y sobre todo se debe a mi método de trabajo. No sigo el guión escrito al pie de la letra, sino que tengo en cuenta todo lo que pasa durante la preparación y durante el rodaje. También tiene que ver con el hecho de que rodamos cronológicamente e intentamos estar abiertos a cualquier cambio o idea que surja durante el proceso. En total tenemos 80 horas rodadas, y pasé un año y medio en la sala de montaje probando un sinfín de posibilidades combinando las tres historias. Las diferentes versiones de la gigantesca película de cinco horas y media de duración no me satisfacían. En vez de enriquecerse mutuamente, las historias parecían debilitarse entre sí. Por fin nos dimos cuenta de que la mejor solución artística no era una película, sino tres.

AMOR, FE, ESPERANZA, ¿cómo decidió el orden de la trilogía?
Durante bastante tiempo, mientras estábamos montando, creía que ESPERANZA debía ser la segunda historia para que FE, la más poderosa y difícil, fuese la última. Pero un día visionamos las películas en un orden diferente, con ESPERANZA cerrando la trilogía, y fue como una liberación. De pronto, la trilogía funcionaba.

En cierto modo, ¿puede verse en ESPERANZA una variación sobre el tema de Lolita, de Vladimir Nabokov?
Hubo un momento en que fue el punto central de la historia. El tema de Nabokov siempre me ha interesado e incluso pensé en hacer una obra de teatro. Sin embargo, hay una gran diferencia entre la novela de Nabokov y nuestra historia, y es la perspectiva. Tanto en el guión (donde la chica incluso se llamaba Lolita) como en la obra de teatro, el reto residía en contar la historia desde el punto de vista de una adolescente. Melanie es la protagonista absoluta de la historia

Desarrolla sus guiones a través de la improvisación. ¿Qué significó esto para las escenas entre Melanie Lenz y Joseph Lorenz?
No resultó fácil, pero los dos fueron muy “profesionales”. Al principio, la relación entre ellos era realmente distante y no cambió mucho durante el rodaje. Sinceramente, no me hizo feliz. Está claro que era su forma de protegerse. Nunca hablaban fuera de los decorados o durante los descansos. Pero debían interpretar una historia de amor prohibido y un deseo prohibido entre un hombre y una menor.

¿Cómo fue trabajar con un reparto joven y no profesional?
Genial. Es imposible obtener una colaboración mejor. A menudo, después de rodar no me siento satisfecho, como si estuviese convencido de que podría haber estado mejor. Pero nunca me pasó con las chicas y los chicos. En todo caso, podría reprocharme haber sido demasiado cuidadoso con ellos porque sabía que eran niños. Pero no olvidemos que antes del rodaje hubo un largo proceso (casi un año) de casting y, como siempre, valió la pena.

¿Puede hablarnos de su siguiente proyecto?
Llevo algún tiempo trabajando en una película titulada El sótano, que toca el tema de “los austríacos y sus sótanos”. Hace años, cuando me documentaba para Días perros, me di cuenta de que el sótano de las casas suele estar mejor amueblado que el salón, lo que me llevó a la conclusión de que los hombres, maridos y padres, prefieren estar en el sótano. Al principio parece normal, los hombres reparan cosas, hacen ejercicio, juegan a los dardos, toman una copa con los amigos, fuman, ven el fútbol… Pero todos sabemos que los sótanos son lugares oscuros, secretos, llenos de terror, lugares para las dobles vidas, el horror y el crimen. La película es una visión de los aspectos habituales y privados de los sótanos austríacos.



Nació en 1952 y reside en Viena, Austria. Tiene en su haber numerosos documentales premiados en festivales internacionales.

Su primer largometraje fue Días perros, galardonado con el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia 2001. Dos años después fundó la productora Ulrich Seidl Filmproduktion GmbH y produjo Import Export, que participó en el Festival de Cannes 2007.

El rodaje de la trilogía Paraíso ha durado cuatro años. Actualmente prepara un documental titulado “Im Keller”, en el que se explora la relación de los austríacos con el sótano de sus casas.


2012 PARAÍSO: ESPERANZA (Berlín 2013)
2012 PARAÍSO: FE (Premio Especial del Jurado Venecia 2012)
PARAÍSO: AMOR (Cannes 2012)
2007 IMPORT EXPORT
2006 BRÜDER, LASST UNS LUSTIG SEIN
(Cortometraje)
2003 JESUS, DU WEISST
(Documental) (Mejor Documental, Karlovy Vary 2003)
2002 ZUR LAGE: ÖSTERREICH IN SECHS KAPITELN
(Documental)
2001 DÍAS PERROS
(Premio Asturias, Festival de Gijón 2001)
1999 MODELS
(Premio del Público, Festival de Sarajevo 1999)
1998 SPASS OHNE GRENZEN
(Documental)
1997 DER BUSENFREUND
(Documental)
1996 TIERIESCHE LIEBE
(Documental)
1996 BILDER EINER AUSSTELLUNG
(Documental)
1994 DIE LETZTEN MÄNNER
(Documental)
1992 MIT VERLUST IST ZU RECHNEN
(Documental)
1990 GOOD NEWS: VON KOLPORTEUREN, TOTEN HUNDEN UND ANDEREN WIENERN
(Documental)




El principio básico del método es el siguiente: rodar una película de ficción como si se tratase de un documental para integrar instantes reales, el efecto sorpresa y lo imprevisto en los elementos ficticios.

No se utiliza un guión al uso: las diversas escenas están descritas con detalle, pero carecen de diálogos. El guión se modifica y enriquece constantemente durante el rodaje. Al respecto, Ulrich Seidl dice: “Realizar una película es un proceso que tiene en cuenta los resultados de cada día de rodaje”.

El reparto está compuesto por actores profesionales y no profesionales. Idealmente, los papeles se distribuyen de forma que el espectador no vea la diferencia.

Durante el rodaje, los actores trabajan sin guión.

Los diálogos y las escenas se improvisan con los actores.

El rodaje se hace cronológicamente, permitiendo el desarrollo de la acción y manteniendo todas las opciones abiertas para el final de la película.

Se rueda en el lugar donde transcurre la acción.

Solo hay música si forma parte íntegra de la escena.

El principio de “método abierto” aplicado durante el rodaje también es válido para el montaje. Se reescribe la película en la sala de montaje mientras se evalúan y descartan tomas. El montaje es necesariamente largo para distinguir lo posible de lo imposible. En el caso de Paraíso, un largometraje se ha convertido en una trilogía, tres películas independientes que se completan.

Las películas de Ulrich Seidl, además de las escenas de ficción, también incluyen “cuadros”, tomas con un encuadre fijo en las que los actores miran directamente a cámara. Presente desde su primer cortometraje, One Forty (1980), el principio del cuadro Seidl ha hecho escuela y ha sido usado por otros directores de ficción y documentalistas. Ulrich Seidl rueda numerosos “cuadros” para cada una de sus películas, aunque no siempre los utilice en la versión final. “Un día de estos haré una película con todos los cuadros que no he usado hasta ahora”, dice el director.