Para la vieja tienda de ultramarinos Phelps Grocery, en Midway, Alabama, cerrada desde 1977 y tomada por la maleza, el rodaje de HONEYDRIPPER blues bar significó reencarnarse en un clásico bar musical de los cincuenta, el Honeydripper.

La película HONEYDRIPPER blues bar trata de transformaciones: una segunda oportunidad para un viejo músico de blues, el despegue fulgurante de un joven guitarrista, y el ascenso del mismo rock and roll. Para dar vida a la historia de esta metamorfosis musical, era clave capturar el espíritu de mediados del siglo pasado.

“Necesitábamos campos de algodón maduro, una base del ejército y una pequeña ciudad cuyo centro recordase de forma convincente a los años cincuenta”, explica John Sayles, guionista, realizador y montador de la película. “Lo encontramos casi todo en el condado de Butler, Alabama, además del apoyo de sus habitantes”.

HONEYDRIPPER blues bar, la decimosexta película de John Sayles, y la decimotercera producida por Maggie Renzi, su eterna colaboradora, se rodó en Greenville, Georgiana, Anniston y Midway, cuatro localidades del sur de Alabama, en otoño de 2006.

Un esfuerzo coral Los habitantes de Alabama se convirtieron en contribuidores directos de HONEYDRIPPER blues bar. “De los 46 actores con diálogos, 18 son de Alabama, entre los que están los miembros del coro New Beginnings Ministry, de Greenville. “Pedimos los mejores cantantes del New Beginnings”, dice Maggie Renzi. “No habríamos encontrado nada mejor. Tenían el acento y el aspecto que buscábamos”.

Pero incluso para un nativo de Alabama recrear el profundo sur de los cincuenta no fue fácil. “Hubo que enseñar a los extras a recoger el algodón a mano”, dice John Sayles. “Ahora lo hacen máquinas. Solo sabe hacerlo la gente de más de 50 años”.

Las raíces del rock n’ roll HONEYDRIPPER blues bar nació gracias a la fascinación que John Sayles siente por la génesis del rock n’ roll. “No hubo un momento clave en que el rhythm and blues, el blues, el gospel, el jazz y el country se fusionaran para crear el rock n’ roll”, dice el realizador. “El gran cambio llegó con el nacimiento de la guitarra eléctrica. Antes, el piano era el rey. Sonaba mucho más que una guitarra acústica. Pero, de pronto, un chico pobre como Sonny podía viajar con una guitarra eléctrica barata y un amplificador portátil y hacer temblar las paredes de los bares con sus acordes. Había muchos ‘Guitar Sam’ y ‘Guitar Slim’ en aquella época. Los músicos se movían mucho y escuchaban lo que hacían los demás. Hank Williams era de Georgiana. Jimmy Swaggart y Jerry Lee Lewis se colaban en clubes para negros. Chuck Berry se hizo famoso por recrear el ritmo de percusión del piano con su guitarra. Soldados blancos y negros llenaban los bares con música en directo. Tener una base del ejército cerca podía significar la salvación para el propietario de un bar”.

Nada de playback Es difícil capturar la inmediatez de la música en directo cuando los actores cantan o tocan en playback. El realizador John Sayles quería que la música fuera libre y fresca. Aparte de Danny Glover, que no toca el piano, pero fue muy convincente “tocando” piezas de Sonny Leland (se ven las manos de Henderson Huggins en los primeros planos), todos los demás actores/músicos tocaron en directo, e incluso improvisaron.

El joven y apuesto prodigio de la guitarra Gary Clark Jr., que interpreta a Sonny, encarna la energía musical de la película. “Es de Austin, Texas. Le descubrieron en el Festival South by Southwest. La primera vez que le oímos, acababa de cumplir 21 años y por fin podía tocar en clubes que sirven alcohol sin un acompañante mayor de edad”, dice el director.

Uno de los momentos culminantes del rodaje, y de la película, es cuando Sonny, con su guitarra aullando, saca a todos los clientes del Honeydripper al aparcamiento en medio de la noche alumbrada por neones. “Gary tenía que saltar a un coche aparcado sin dejar de tocar”, dice John Sayles. “Fue la escena más elaborada que filmamos, con una toma desde una grúa por encima del bar, los clientes bailando, la marquesina del Honeydripper y el bar de la competencia”.

El arco diddley y el arpa de boca Desde los dos niños con sus instrumentos caseros (el de cuerda se llama “arco diddley”, de ahí el nombre de Bo Diddley) a las leyendas del blues y del R&B, HONEYDRIPPER blues bar está repleta de músicos. Más de 40 estrellas musicales participan en la banda sonora de la película, entre las que destacaremos maestros como el especialista en blues del Delta Keb’ Mo’; la pionera de Motown y actual ministra evangélica Dra. Mable John; el saxofonista Eddie Shaw, que tocó con Howlin’ Wolf, y el maestro de la armónica Jerry Portnoy, un veterano de la banda de Muddy Waters.

Un sonido caliente Gran parte de la música de HONEYDRIPPER blues bar ha sido compuesta específicamente para la película (la mayoría es de Mason Daring, aunque John Sayles ha contribuido con algunas composiciones originales). La banda sonora también incluye muchos temas de blues, R&B y boogie-woogie. Una de las tareas del departamento de música fue investigar los posibles líos de copyright. Chris Robertson, un experto en el tema, realizó un auténtico trabajo de detective para asegurarse de que toda la música que no fuera original pertenecía al dominio público.