John Sayles

Los críticos musicales han gastado mucha tinta intentando decidir qué canción debe considerarse como “el primer tema de rock and roll”. Siempre he pensado que el principio de cualquier corriente, sea deportiva, artística, religiosa o política, puede ser el punto de partida de una historia interesante. HONEYDRIPPER blues bar transcurre en Harmony, Alabama, una pequeña ciudad situada en una encrucijada de caminos, en 1950. Los cantantes de blues aún se sientan delante de las cafeterías y tocan por unos cuantos centavos; en la máquina de discos hay grandes bandas como la de Louis Jordan, estrellas country y precursores del rock como Hank Williams, o cantantes melódicos como Perry Como, y la música más escuchada en directo es el gospel. Pero la tecnología está a punto de hacer su aparición. El guitarrista, hasta entonces relegado a un segundo puesto en las bandas, está a punto de colocarse bajo los focos. Cuando la guitarra pueda llorar y aullar al mismo volumen que los vientos o el piano, todo cambiará.

En la película, Gary Clark Jr., un joven prodigio de Austin, Texas, encarna a Sonny Blake, evocando el espíritu de Ike Turner, T Bone Walker, Johnny Watson y muchos otros que apostaron por este tipo de música cuando aparecieron las primeras guitarras eléctricas. Danny Glover es Tyrone “Pinetop” Purvis, un pianista itinerante de boogie-woogie que se ha asentado y ha comprado el bar Honeydripper para ofrecer la música que ha sido su vida hasta ahora. Le persigue su pasado y cierra los ojos al futuro, pero de pronto aparece un chico apuesto con una guitarra que no tiene agujero en el centro...

Casi todas las canciones son un compendio de tensión y armonía. Se han librado muchas batallas con música sin pronunciar una sola palabra. Una de ellas tuvo lugar a principios de los cincuenta entre la guitarra y el piano. Fats Domino y Jerry Lee Lewis hicieron todo lo que pudieron para aguantar, pero cuando Chuck Berry empezó a tocar acordes de piano con su guitarra y a hacer el paso del pato en el escenario, el rumbo de la música popular cambió. Incluso el saxo, la desgarradora alma del rhythm and blues, pasó a un segundo plano y en el rock blanco, desapareció del todo.

He oído a numerosos músicos de barrio y a músicos de jazz usar la misma frase para describir la regla de oro que permite la entrada en su mundo: “Si sabes tocar, te puedes quedar”. Las bandas de blues eléctrico de Chicago se hicieron famosas por echar a sus competidores del escenario a base de música, haciéndose con los bolos. En HONEYDRIPPER blues bar, Tyrone “Pinetop” Purvis debe decidir si la nueva música es una amenaza o la oportunidad de su vida. Tensión, armonía, violencia potencial, si a eso se le añade ritmo, hay dramatismo. Y eso es rock and roll.