SINOPSIS
CAFÉ DE FLORE es una historia de amor acerca de unas personas separadas por el tiempo y la distancia que, sin embargo, están conectadas de forma profunda y misteriosa. Esta película fantástica, trágica y esperanzadora cuenta los destinos paralelos de Jacqueline, madre de un niño en los años sesenta en París, y de Antoine, un DJ de éxito recién divorciado en el Montreal actual. Las dos historias se unen a través del amor. Un amor eufórico, obsesivo, trágico, juvenil y atemporal.

LA HISTORIA
Antoine, cuarenta y pocos años, parece tenerlo todo: una exitosa carrera, dos preciosas hijas y una bella compañera, Rose, de la que está locamente enamorado. Pero nada puede ser tan perfecto, y Carole, la exmujer de Antoine, no consigue superar la separación. Tiene el corazón roto, ya no sabe quién es y el control de la realidad se le escapa cada vez más. Dos personajes invaden sus sueños de forma recurrente: una mujer joven llamada Jacqueline y Laurent, su hijo.
Conocemos a Jacqueline y a Laurent en los años sesenta en París. Cuando su marido la abandona, Jacqueline lo sacrifica todo para cuidar a su hijo. Desde el momento en que nace Laurent, promete proporcionarle una vida “normal” llena de felicidad. Y durante años mantiene su promesa, profundamente unida a su hijo y protegiéndole en todo momento. Pero un día, en el colegio, Laurent se hace amigo de Véronique, y a partir de ese momento todo cambiará entre la madre y el hijo.
Entretanto, Carole sigue intentando desentrañar el misterio que representan Jacqueline y Laurent. Ya no solo los ve en sus sueños, sino también en su vida diaria. Atormentada por las alucinaciones, Carole intenta reprimirlas con medicamentos y drogas ilegales. Finalmente, acaba por recurrir a un guía espiritual que le hace creer que Jacqueline y Laurent son encarnaciones anteriores de Antoine y de ella, y que intentan mandarle un aviso. Cuando intuye que las vidas de Jacqueline y Laurent podrían acabar de forma trágica, Carole se da cuenta de que debe tomar otro camino. Pero para eso, debe decidir entre no soportar el dolor de un corazón roto o ser capaz de aceptarlo y seguir adelante con su vida.