Entrevista con Lars Von Trier por Knud Romer
Publicada por el Instituto de Cine Danés en mayo de 2009

Knud Romer nació en 1960. Trabajó en Los idiotas, de Lars von Trier, y coescribió el guión de Offscreen, de Christoffer Boe. Estudió Literatura Comparada en la Universidad de Copenhague y trabajó varios años en publicidad. Su novela autobiográfica, El que parpadee tiene miedo a la muerte (2006), fue un superventas en Dinamarca y se vendió en doce países. Ganó el Premio de los Libreros Franceses, el Prix Initiales D’Automne y el Premio Cálamo de Literatura.

Un coche fúnebre camino de casa

Knud Romer, que trabajó en Los idiotas, de Lars von Trier, en 1998, charló con el realizador a principios de abril, cuando acababa de terminar su nueva película, ANTICRISTO.

“Pareces un cura”, me dice Lars von Trier cuando nos saludamos delante de la sala de proyección de Filmbyen, donde voy a ver su último trabajo, ANTICRISTO. La película se ha mantenido en el secreto más absoluto y hay tantas medidas de seguridad que tengo la impresión de ir a ver una película en la caja fuerte del Banco Nacional. “He venido a salvar tu alma inmortal”, le contesto, riendo.

Noventa minutos después me levanto de la butaca profundamente conmovido. Camino de casa, el temor y la paranoia se apoderan de mí cuando un coche fúnebre me adelanta en la carretera.

La idea de entrevistar a Lars von Trier siempre me pone nervioso. Es un maestro de la ironía y del sarcasmo; es capaz de hacer cambiar de rumbo la conversación en cualquier momento y tocar los puntos más débiles del entrevistador. Hemos quedado en Filmbyen, pero me dicen que Lars von Trier se retrasará. En la puerta del despacho, escrita en rojo imitando sangre chorreando, la frase: “El caos reina”. Una hora después me dicen que prefiere hacer la entrevista en su casa, a unos 20 kilómetros al norte. Para entonces, estoy tan nervioso que me da miedo salirme de la carretera.

Pero Lars von Trier es la amabilidad personificada. Su esposa Bente ha preparado gofres y té de hierbas, dos cosas muy reconfortantes. Me anuncia que haremos la entrevista abajo, en el sótano. Lars von Trier solo lleva unos calcetines negros, calzoncillos negros anchos y una camiseta negra. No sé cómo va a reaccionar, sobre todo porque tengo la intención de preguntarle por qué, como muchos otros grandes cineastas, vuelve a hacer la misma película una y otra vez con variaciones cada vez más radicales. La paranoia se apodera de mí, estoy convencido de que pasará algo terrible.

Pero el hombre del sótano no es el Anticristo, sino el cineasta en su punto más simpático y abierto, un hombre capaz de vivir la vida con una profunda conciencia de la muerte, lo que le ha permitido crear la apocalíptica riqueza visual que hace de ANTICRISTO una auténtica obra maestra. Una hora y media después, me pesa no ser un mejor entrevistador. Al salir, le abrazo para darle las gracias. Una vez en el coche, olvido mi nerviosismo, mis miedos, mi paranoia. Es más, y juro que es verdad, adelanto a un coche fúnebre camino de casa.

Lars von Trier: Tengo ganas de oír tu primera pregunta. Recuerda que debe ser larga.

Knud Romer: Rodaste películas conceptuales en las que te “obstruiste” a ti mismo. Pero ahora ha vuelto Lars von Trier, el creador de imágenes. ¿Por qué?

LvT: Para mí todo son imágenes, incluso si son líneas de tiza en el suelo. Pero… (Duda) me sentía deprimido, caí en un pozo sin fondo, y tenía dudas de que pudiera volver a hacer una película. Volví al material de mi juventud, cuando estaba muy metido en Strindberg, sobre todo en Strindberg como persona. Era un ser asombroso. Por eso intenté hacer una película, no sé muy bien cómo expresarlo, no había hablado de esto antes, una película en la que pudiese tirar la razón por la borda.

KR: “El caos reina”.

LvT: Sí. (Ríe) Rodé una serie de imágenes que luego intenté unir. También me pareció interesante rodar una película con solo dos personajes.

KR: Secretos de un matrimonio.

LvT: Secretos de un matrimonio, pero de otra forma. Me gustó en su época, me pareció enorme.

KR: Pero este matrimonio es más Strindberg que Bergman.

LvT: Sí, en Strindberg tienen más tendencia a empujarse escaleras abajo.

KR: Tu visión de la mujer en la película recuerda más a Strindberg que a Bergman.

LvT: Sí, y supongo que volverán a preguntarme acerca de mi visión de las mujeres. Siempre tuve una idea romántica de las batallas descritas por Strindberg. Se habla de la relación entre los dos sexos, pero no sé si hay una verdad inequívoca.

Películas de género

KR: Ahora haces películas de “género”. Cuentas la misma historia, tu historia, con diferentes variaciones, desde diferentes ángulos, como otros muchos autores han hecho antes. ¿Qué relación tienes con los géneros? Rompiendo las olas es un melodrama; Bailar en la oscuridad, un musical; ANTICRISTO es un thriller de suspense o una película de terror. ¿Describirías tu relación con el género como romántica o juguetona?

LvT: Los géneros son una inspiración. La historia es prácticamente la misma cada vez, ahora soy consciente de eso. En cuanto a los géneros, no creo que nunca me ciña realmente a uno. Creo que se debe añadir algo a todos.

KR: Da la impresión de que metes la mano en un baúl de juguetes, sacas algo convencional y le das la vuelta.

LvT: Bueno, estudié Cinematografía en la Universidad, no lo olvides, y me gustaban bastante las películas de género. Sobre todo el cine negro, La jungla de asfalto.

KR: Una persona algo perezosa que ve tu cine disfruta con todos los géneros existentes.

LvT: Sí, y todos en una misma película. (Ríe) Pero no soy fiel a ningún género. Me gusta que las cosas no encajen del todo.

KR: Puede que algunos digan que te acercas, con crecientes ganas de transgredir, al género más tabú de todos, la pornografía.

LvT: Bueno, flirteé con ese género en Los idiotas. De algún modo, la sexualidad y el horror están muy relacionados. Pero ¿pornografía? No sé. ¿Es eso pornografía? Puede ser. Pero la pornografía siempre me ha molestado. Las películas porno son “utilitarias”, y suelen ser muy crudas.

Excitación desenfrenada

KR: Las películas de terror y las porno colocan al espectador en un estado de excitación. Para el género de terror, es el miedo. Para las porno, es el deseo. Pero ambos géneros tienen en común una excitación desenfrenada, y es difícil saber dónde acaba el sufrimiento pasivo y empieza el deseo activo.

LvT: Muy bien, no habría podido decirlo mejor.

KR: El deseo se experimenta de forma positiva, mientras que el miedo, de forma negativa. Tus películas tienen ese mismo efecto en el espectador. ¿Es algo que buscas conscientemente o se trata de una expresión emocional y personal?

LvT: Haces preguntas muy difíciles. Desde luego, es interesante considerarlo. Intento que mi cine afecte a las emociones del público, pero lo consigo creando la imagen más expresiva para mí. Por eso digo, aunque sea un poco mentira, que no pienso en el público cuando hago cine. Sobre todo me complazco a mí mismo con las imágenes que ruedo. Sin embargo, no negaré que las creo con la intención de que tengan cierto efecto.

KR: Esta película me causó terror, un terror del que no consigo desprenderme. Me persigue. Si primero tuviera que crear imágenes así en mi mente y luego enfrentarme a sus expresiones emocionales, creo que tendría una crisis nerviosa.

LvT: El cine es una pálida imagen de la realidad. Si lloras en una sala de cine, es una pálida imitación de una emoción similar que tuviste en la vida real. En este sentido, el cine es un medio de segunda porque siempre se nutre de emociones que pide prestadas a la vida real. Si alguien tiene miedo viendo una película, es porque tiene algún terror que puede sacar y usar viéndola. Pero el cine aporta otras cosas, además de despertar emociones.

Paranoia pasiva

KR: Sinceramente, es un alivio para mí ver que has vuelto a un universo cien por cien romántico y simbólico con reminiscencias católicas, bueno, con todo. Casi diría que es prerromántico, gótico en muchos aspectos, al estilo del Conde Drácula.

LvT: Sí, es verdad. No puedo analizarlo, pero visualmente estamos en el género romántico.

KR: Antes has dicho que una película no refleja la vida. Pero una película de terror es una experiencia pasiva y paranoica de la realidad, de una megalomanía en la que todo gira alrededor de ti, y requiere un espectador pasivo. Es como el miedo a la oscuridad: un estado pasivo y paranoico que encontramos una y otra vez en tu cine, donde el protagonista está paralizado, condenado a vivir en una cama, enterrado vivo.

LvT: Sí, no olvides que leo a Edgar Allan Poe. También fue una figura muy romántica.

KR: Me parece maravilloso que tus películas expresen el miedo a la oscuridad cuando están hechas para verse en una sala a oscuras donde el espectador es totalmente vulnerable.

LvT: Una vez pensé en hacer una obra de teatro. Se me ocurrió que se puede pasar mucho más miedo en un teatro que en una sala de cine. Estudié la posibilidad de hacer una versión teatral de El exorcista. Siempre me he sentido incómodo en un cine, pero me siento aún peor en un teatro porque es en directo.
Y ya que hablamos del público, me parece que solo se comunica una infinitésima parte. Pero me siento muy feliz con esta película y las imágenes que contiene. Surgieron a partir de una inspiración real para mí. En lo que a mí respecta, ha sido un proyecto honrado. Creo que me pasó lo mismo con Los idiotas.

KR: Parece que funcionas mucho con la “escena primaria”. El niño que descubre y no entiende la sexualidad de sus padres, el gran misterio. El niño no entiende qué pasa, pero siente que están transportados por el deseo y el miedo. Jugando a ser Freud, yo diría que esta es la madre de todas las escenas primarias, el miedo que acaba con todos los miedos.

LvT: Te escucho…

KR: Vale, no es una buena pregunta. En cierto modo, la película es terapéutica. Sin embargo, el psicólogo en la película no parece muy profesional. ¿Me equivoco en pensar que casi es un sádico?

LvT: Tengo un poco de experiencia con la psicología cognitiva, que suele curar el miedo a caerse por un barranco tirando al paciente por el barranco, y adiós miedo. Al parecer, es una terapia muy exitosa. Claro que depende mucho de la altura del barranco. En realidad tienen éxito con las pequeñas pendientes.
Ya sabes que me gusta meterme con la gente y hacer bromas. Mis protagonistas masculinos suelen ser unos idiotas que no entienden una mierda. En ANTICRISTO también. Y claro, todo se jode.
En cuanto a si el miedo es una cosa y la realidad otra, bueno, es discutible. ¿Puede el miedo cambiar el mundo? Creo que sí, y de hecho, lo hace.

Exorcismo

KR: Los personajes en esta película están paralizados. Atrapados en una cabaña, tienen pocas posibilidades de intervenir en la realidad y cambiarla. Solo disponen de una llave inglesa y unos cuantos conjuros para luchar contra una realidad aterradora. ¿Cómo entró el catolicismo en la historia? En las viejas películas de terror siempre había crucifijos y ajo. Esta película parece tener un fuerte bagaje católico.

LvT: Ya, pero no puedo contestarte porque soy un pésimo católico. No soy nada religioso. Cada día soy más ateo.

KR: Pero el catolicismo es la religión favorita de los no creyentes por sus numerosas expresiones, rituales, ornamentos, etcétera, y esto, por cierto, nos lleva al baúl de juguetes que mencioné antes. El catolicismo también tiene un gran baúl lleno de expresiones.

LvT: Sí, pueden ser fascinantes y muy atractivas, al menos para mí. Es un baúl mucho más libre. El protestantismo siempre fue la bestia negra. Pero la religión en general es una mierda. Eso sí puedo asegurarlo.

KR: Todo este sistema de expresión está en Rompiendo las olas y en ANTICRISTO.

LvT: El anticristo, de Nietzsche, es mi libro de cabecera desde que tengo 12 años. Es su gran batalla con el cristianismo.

KR: Me ha sorprendido que antes hablaras de hacer una adaptación teatral de El exorcista, porque más católico que un exorcismo, imposible. ¿Exorcizas a tus propios demonios, a demonios de verdad? ¿No es el psicoanálisis una forma de exorcismo?

LvT: Sí, pero estos demonios son amigos míos. Quizá sea la ventaja de hacer películas: los demonios, que pueden causar mucho sufrimiento cuando uno se los encuentra, tienen otro papel. Al ponerlos en una película, se convierten en amigos, en compañeros de juego, en cómplices. Es posible que “El grito” hiciera sentirse bien a Edvard Munch.
Munch vino a Dinamarca para que le tratara un tal Dr. Jacobsen, que se ocupaba también de Strindberg. La terapia cambió a Munch a peor. Me parece que era mucho más interesante antes.
Se puede ir demasiado lejos, pero al menos es interesante. Cuando la locura retrocede, la calidad del trabajo se resiente, eso dicen. Puede ser…

KR: ¿Vale la pena pagar ese precio?

LvT: Nunca vale la pena. No quiero parecer repetitivo, pero lo he pasado fatal.

KR: Permíteme que vuelva a la paranoia. Lo contrario de sentirse perseguido y aterrorizado es estar por encima y controlarlo todo. En vez de sentirte perseguido por tus miedos, te colocas en una posición dominante y controlas a los demás, ¿por eso estás tranquilo y satisfecho cuando ruedas?

LvT: Normalmente sí, pero no fue así esta vez. No me da miedo hacer películas, declarar mis intenciones y que me juzguen. Sin embargo, esta vez me daba miedo estar en el plató. Montar una cosa grande como esta y ser el centro implica una cierta claustrofobia, y en esta película fui un centro considerablemente más pobre que en las anteriores. Me daba cuenta de que me faltaba alegría. Ahora, con la película mezclada, me siento muy alegre. Ha sido muy agradable. Pero no hubo ningún éxtasis.

KR: ¿Puede ser que con mucho más en juego hayas conseguido una obra maestra? La fuerza y la transgresión de las imágenes de la película son como un rayo.

LvT: Hay una diferencia porque volví a un material de juventud con mucha sustancia. Había cosas que incluso intenté eliminar porque me parecieron demasiado incómodas. Pero estoy en una fase en la que no me siento muy feliz.

KR: ¿Tiene algo que ver con envejecer?

LvT: Tiene mucho que ver.

Los actores y los espectadores

KR: Me gustaría hablar de los actores. ¿Cómo fue trabajar con ellos? Hay que tener en cuenta que les pediste mucho.

LvT: Ya había trabajado antes con Willem, en Manderlay. Es un hombre muy agradable. Me preguntó si tenía algo para él y le dije que sí, pero que mi mujer decía que no tendría el valor de hacerlo. Creo que se picó. Pero es obvio que no le importa en absoluto mostrar su cuerpo y me parece que hace muy bien.
Hablamos con unas cuantas actrices, pero ninguna se atrevía. Charlotte no lo dudó ni un instante después de leer el guión. Y eso es lo mejor, dos actores que están realmente interesados en hacer la película. Tenían que estarlo porque les pedí mucho. Fueron asombrosos. Nunca he visto a nadie trabajar con la intensidad de Charlotte.

KR: ¿Qué esperas de la reacción que puede haber en Cannes?

LvT: El público de Cannes es muy abierto. ¿Qué está prohibido mostrar? ¿A dos personas follando?

KR: Hay un cierto pudor acerca de los genitales.

LvT: Espero que mi público todavía sepa apreciar que se enseñen cosas así.

KR: ¿Crees que las atrocidades que se ven en la película actuarán como una barrera para que no vayan a verla?

LvT: No puedo imaginar que pase eso. Quiero que vayan a ver la película, claro. La carrera de un realizador es como una serie de preguntas dirigidas a un grupo de personas. Si me acompañan siempre, son “mi gente”. Pero, sobre todo, quiero que la película encuentre un público.

KR: A eso llamo yo fetichismo, casi quieres que te rindan culto. También eres un fetichista de la imagen.

LvT: ¡Ajá!

KR: Por ejemplo, usaste una cámara capaz de rodar a velocidad muy lenta. En vez de acelerar la imagen para aumentar la tensión, vas en dirección contraria: el sufrimiento estático, la paranoia estática subrayada por imágenes rodadas a cámara muy lenta, casi parecen fotos.

LvT: Hace tiempo pensé en rodar una escena muy larga solo con música de ópera. Abrí el viejo baúl y ahí estaba la cámara lenta. Es relativamente simple de hacer y tiene una belleza muy particular. En el fondo, no me gusta usar viejas técnicas, pero en este caso, me lo permití porque es una especie de película de “emergencia”, era mi salvación. Debía hacer algo o me quedaba en la cama, contemplando la pared.
Muchas imágenes vienen de viajes imaginarios que he realizado. Aprendí técnicas de chamanismo y encontré muchas de esas imágenes en mis viajes. Por ejemplo, el ruido de un tambor puede provocar un trance, llevarte a un mundo paralelo. Es muy interesante y se pasa muy bien. Nunca he tomado ácido, pero debe ser algo parecido.

KR: Es curioso, siempre acabamos diciendo lo mismo de maneras diferentes. Tus películas hablan de estados pasivos con preciosas imágenes estáticas, de la paranoia pasiva, del miedo y el voyeurismo, todo para satisfacer un deseo sadomasoquista.

LvT: (Ríe) Sí, las etiquetas siempre ayudan.

KR: No, no te burles. Una buena dosis de inclinaciones perversas es parte de cualquier vida saludable y natural.

LvT: Sí, más nos vale agarrarnos a eso, si no, lo tenemos fatal. Mis perversiones, tal como las reflejo en la película, no son novedosas, solo lo es la forma en que las muestro. Y como parte del material remonta a mi juventud, puede que sea poco razonable, extático. Era necesario llegar hasta el final de las emociones y de los miedos. En cierto modo, es una película más infantil que las anteriores.

KR: Algunos quizá la describan como investigación sexual infantil.

LvT: Claro, ¡eso es! Has dado en el clavo.

Las mujeres

KR: Una vez, Nicole Kidman te preguntó: “¿Por qué tratas tan mal a las mujeres?” Se sabe que Strindberg era un misógino. Sé que no odias a las mujeres, pero ¿no te preocupa que te acusen de misógino? La sexualidad femenina perversa. Como la serpiente del Jardín del Edén, debe ser castigada. ¿O solo es un juego romántico?

LvT: Acabo de ver un documental sobre la caza de brujas. Dirán lo que quieran, pero es una historia cojonuda. Un material fenomenal. No creo en las brujas. No creo que las mujeres ni su sexualidad sean perversas, pero dan miedo.
Es importante liberarse de ataduras cuando haces una película. ¿A quién le importa lo que pienso? Algunas imágenes y algunos conceptos son interesantes cuando se mezclan. Muestran trozos del alma humana, eso es lo interesante.
También me autoprovoco. Mi madre era una acérrima defensora de la liberación de la mujer. Estoy muy abierto a la igualdad de géneros, pero no creo que llegue a ser una realidad. Los sexos son demasiado diferentes, y menos mal. No creo que las mujeres deban ser sojuzgadas, y menos aún con violencia. Estoy totalmente en contra.
La caza de brujas era algo horrible, pero la imagen de la bruja tiene cosas fascinantes. En esta película, como dejé que fluyera hacia mí en vez de pensarla yo mismo, lo que he plasmado en el negativo tiende a ser algo exagerado. Es como si colgara una tira de papel atrapamoscas: los pensamientos y las imágenes se quedan pegados a la película, pero decir que soy un misógino es una equivocación

FILMOGRAFÍA SELECCIONADA
2008 EL JEFE DE TODO ESTO
Sección Oficial del Festival de San Sebastián-Donostia
2005 MANDERLAY
Sección Oficial del Festival de Cannes
2003 CINCO CONDICIONES (LAS SUCIAS REGLAS DEL JUEGO)
Sección Oficial del Festival de Toronto
  DOGVILLE
Sección Oficial del Festival de Cannes
2000 BAILAR EN LA OSCURIDAD
Palma de Oro del Festival de Cannes
1998 LOS IDIOTAS
Sección Oficial del Festival de Cannes
1997 EL REINO II
Sección Oficial del Festival de Venecia (TV)
1996 ROMPIENDO LAS OLAS
Gran Premio del Festival de Cannes
1994 EL REINO I
Premio al Mejor Director del Festival de Karlovy Vary (TV)
1991 EUROPA
Premio del Jurado del Festival de Cannes
1988 MEDEA (TV)
1987 EPIDEMIC
Sección Oficial del Festival de Cannes
1984 EL ELEMENTO DEL CRIMEN
Grand Premio del Festival de Cannes
1982 IMÁGENES DE UNA LIBERACIÓN
Selección Oficial del Festival de Berlín
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