Sinopsis

Aliento. Inhalar y exhalar... Respiración... A veces en la vida hay momentos difíciles en los que nos cuesta respirar. La condena a muerte es la ejecución legal del aliento. Pero aunque no estemos en el corredor de la muerte, no siempre respiramos libremente. El dolor puede ser aún mayor que la condena a muerte. Cuando la confianza desaparece...

Una mujer que ha perdido esa confianza visita a un preso del corredor de la muerte al que nunca ha visto. Se lo entrega todo. Para el condenado, los momentos con esa mujer son los más felices de su vida a pesar de tener los días contados. Pero pronto sesgarán su aliento. Los alientos de un condenado a muerte y de una mujer se funden lentamente.

Cuando la mujer exhala, el hombre inhala... Cuando la mujer inhala, el hombre exhala... Y cuando uno deje de respirar, el otro también. Todos podemos estar en el corredor de la muerte. Que nadie pierda la respiración. Contaré las respiraciones.

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 ......................Kim Ki-duk

Si inspiramos Odio, exhalaremos Perdón. Si inspiramos Celos, exhalaremos Compasión. Si inspiramos Esperanza, exhalaremos Entrega. Si respirásemos así, incluso el agua y el aceite se mezclarían.

¿A cuántas personas deberemos mezclar para detener esta historia sin sentido? Todos estamos en el corredor de la muerte. Hasta que ya no podamos respirar.

Diciembre de 2006, Kim Ki-duk

Jin no tiene visitas y, normalmente, rehusaría ver a un desconocido, pero al enterarse de que se trata de una mujer, acepta por curiosidad. Su primer encuentro no es fácil. Yeon le habla como si fueran amigos, pero Jin no se abre tan fácilmente.

Jin se queda sorprendido cuando Yeon vuelve. Pero esta vez, ella ha decorado la sala de visitas con ampliaciones de fotos primaverales y con flores de plástico. Le espera vestida con ropa primaveral y le canta una alegre canción de primavera. Cada vez que le visita, Yeon lleva las estaciones al preso.

Entretanto, Yeon le cuenta a su marido que también ve a alguien. Al principio, él no la cree, pero algo despierta sus sospechas. Por su lado, Jin empieza a aceptar a Yeon y a hablarle gracias a la devoción de la mujer, que aguanta estoicamente sus ataques de furia.

Un día, el marido de Yeon la sigue hasta la cárcel y es testigo de una escena íntima entre el prisionero y su mujer. Celoso, la obliga a volver a casa e intenta separarlos. El día de la ejecución de Jin se acerca. Yeon y Jin están mucho más unidos de lo que cree el marido, más unidos que la vida y la muerte.