Hannele Korhonen tiene unas ambiciones muy elevadas. Cuando esta científica finlandesa recibe 1,5 millones de dólares de los Emiratos Árabes Unidos para un proyecto, ve la oportunidad de poner en práctica su visión y lograr lo imposible: hacer llover en el desierto. De hecho, la ciencia y la tecnología están interfiriendo en el orden de la naturaleza e induciendo la lluvia artificial sobre el árido pero riquísimo estado petrolero. Pero al otro lado de los discursos laudatorios, Hannele ve poco a poco que sus generosos patrocinadores albergan sus propias agendas.