TODA LA CULPA ES DE MI MADRE es su segunda película como directora después de ¿Por qué las mujeres siempre queremos más? ¿Cómo nació la historia?
Tenía ganas de escribir una película acerca de la familia y de los conflictos familiares. Se me ocurrió cuando acabé el guión de ¿Por qué las mujeres siempre queremos más?, durante ese periodo estresante en que se busca financiación. Se esperan respuestas, no hay mucho que hacer, sobra tiempo para pensar. Quería escribir una historia de familia, pero sobre todo de transmisiones, es decir, ¿qué recuperamos de nuestros padres? ¿Cómo condiciona nuestra existencia esa herencia? ¿Cómo se escoge entre los valores que nos legan?

¿Había pensado en coescribir con Jérôme Soubeyrand?
Colaboramos con éxito en mi primera película, ¿Por qué las mujeres siempre queremos más? Entonces había buscado un colaborador que aceptase entrar en mi mundo y no tocar lo que yo consideraba importante. Jérôme Soubeyrand aceptó esa posición aunque no fuera fácil. Trabajamos muy bien juntos. Era natural volver a colaborar.

¿Cuáles fueron las bases de la escritura?
Jérôme y yo queríamos escribir una historia fuerte, sin preocuparnos por las enormes coincidencias, por si tenía algo de cuento de hadas y no era totalmente creíble. A menudo, en el cine, nos empeñamos en ser más realistas que la vida misma. Para mí, esta historia tiene algo de fábula. No dudo que eso moleste a unos cuantos. El espectador puede aceptar el principio de la fábula, el melodramatismo, el romanticismo del sufrimiento y de los obstáculos, o puede reaccionar de forma racional y decir: “No puede ser”.

Sus personajes son fuertes, muy diferentes, a pesar de pertenecer a la misma familia. Pero todos tienen algo en común, sufren.
Sufren porque no se atreven a ser como son realmente y a vivir como quieren en lo más profundo de su ser. La vida de Mady está condicionada por creer en un amor ideal con un hombre que murió y al que no ha olvidado. Comunica su sufrimiento a sus hijos, deja claro que no es feliz. De hecho, dice que “la verdadera felicidad es muy aburrida cuando no se carece de nada”. Una frase nada exaltadora.

¿Puede decirse que Mady, la madre, ha adoptado un papel que no es el suyo?

Es la ambivalencia personificada. Vive con unos recuerdos que la hacen sufrir, pero a la vez está en una realidad muy confortable. No es solo una mala madre. Quiere a sus hijos, aunque haga lo contrario de lo que dice y diga lo contrario de lo que hace. Una actitud poco tranquilizadora para sus hijos.

¿Y sus tres hijos?
Cada uno de los hijos ha hecho suya una parte del sufrimiento y del secreto.
A Antoine no le sale bien nada porque no consigue hacerse con el modelo paterno. Está aterrorizado por la relación con su padre. Sabe que no cumple con las expectativas de su padre, pero no puede remediarlo. Se hunde en su incapacidad sin entender por qué. Alice es pintora y decide vivir la vida que su madre no tuvo. El conflicto entre las dos empuja a la hija hacia una forma de autodestrucción. Annabelle, la enfermera, mantiene el equilibrio entre una relación con un hombre casado y las predicciones del tarot.

¿Se refiere al peso de los secretos familiares?
Sí. Los secretos familiares son especiales porque los tenemos delante de los ojos, pero no queremos verlos. Es paradójico porque lo que no vemos en casa es obvio en casa de los demás. Cuando alguien habla de la familia, basta con tirar un poco del hilo para que salga la verdad. El inconsciente registra cosas que sabemos, pero de las que no queremos ser conscientes.

¿Puede decirse que cada personaje es doble?
Desde luego. Lo que quieren ser y lo que son realmente. Está la apariencia y lo que son. Alice será la que reviente el absceso a través de un combate violento con su madre. Me parece que cuando hay un secreto, cuando se bloquea el perdón, el amor no puede circular. Es un suicidio. Por otra parte, a menudo se guarda el secreto por miedo a destruir a la familia. Por ejemplo, en familias con casos de incesto, si la madre denuncia al padre, este irá a la cárcel y la familia se enfrentará a la vergüenza social.

Háblenos de los actores, ¿escribió el guión pensando en ellos?
El reparto se realizó en varias etapas. Un reparto siempre es complicado, pero aún más en una película coral con relaciones familiares. El parentesco debe ser creíble. Por otra parte, los personajes deben tener una identidad y puntos de vista diferentes. Si todos se parecen y piensan lo mismo, todo se anula, no hay trama.
Enseguida pensé en Mathilde Seigner, una actriz notable con la que me llevé muy bien en ¿Por qué las mujeres siempre queremos más? Sabía, y no me equivoqué, que oscilaría a la perfección entre la mujer rebelde y violenta, y la mujer romántica y frágil.
En cuanto al papel de Antoine, solo podía ser Pascal Elbé. Ha sabido matizar el personaje a pesar de perderse en su dolor hasta el punto de hacernos reír sin llegar al ridículo.
Para Annabelle, me sedujo Sophie Cattani en Selon Charlie, de Nicole Garcia. Es una actriz atípica, muy expresiva.
Olivier Marchal es Jacques. No le conocía mucho, pero me había parecido magnífico en la adaptación de una historia de Maupassant. Está espléndido en el papel de hombre roto y perdido en la soledad del sentimiento amoroso. Comunica ternura, amor.
Para Henry, el padre, Patrick Chesnais me ha dejado boquiabierta con su interpretación tremendamente sutil.
Charlotte Rampling ha sido todo un descubrimiento y la perfecta Mady. Es una mujer fuera de lo común.
Estoy muy orgullosa de mis actores. Me siento muy feliz y conmovida por lo que me han dado. Han aportado todo lo que esperaba a la película.

¿Cómo ha sido su relación con los actores?
Lo paso realmente bien trabajando con actores. Oír a un actor interpretar los diálogos que he escrito tal como imaginaba me produce una enorme felicidad. Y si estamos en la misma onda en cuanto a la historia, ¿qué más se puede pedir?

Es guionista, realizadora y coproductora de la película. ¿Cómo fue el rodaje?
Volví a compartir la aventura con el productor Yann Gilbert. Gracias a él y a la confianza recíproca que nos une desde hace años, tengo la suerte de poder escoger al equipo técnico y a los actores. Parece que las colaboraciones de este tipo son cada vez menos frecuentes, pero es lo mejor. Volvería a empezar mañana.

La película empieza con un “Ave María”. ¿Defiende la idea de la madona?
No sé si es algo que se defiende. De niña, mis padres me llevaron a muchos museos. Recuerdo que en Italia, me sorprendió la tristeza de esas “madonnas con bambino” y el rostro de viejecito del “bambino”. Me pareció gracioso empezar por un símbolo de la maternidad y la feminidad (ni madre ni mujer) para hablar del deseo de las mujeres en general, y sobre todo del deseo de maternidad. Y volviendo a la película, creo que el mayor deseo de una mujer enamorada es tener un hijo del hombre al que ama.
¿Es una búsqueda de libertad?
Claro. ¿Somos seres libres o nos quedamos encadenados al esquema familiar? ¿Hasta qué punto nos paraliza el esquema familiar? Al ser una película sobre la búsqueda de la libertad, también lo es sobre la identidad. Escojamos nuestras coacciones, no vivamos las de los demás.

¿Qué es la libertad?
Hacer frente a lo que uno elige y escoger los propios límites. Para mí, la libertad no es algo infinito sin límite alguno, no tiene nada que ver con la anarquía. Como Mady en la película, me parece que los jóvenes actuales carecen de límites, y eso les angustia para entender y construir su libertad. Puede sonar raro, pero creo que en los países libres, la libertad se aprende.

FILMOGRAFÍA

2009
TODA LA CULPA ES DE MI MADRE
2005
¿POR QUÉ LAS MUJERES SIEMPRE QUEREMOS MÁS?