En la secuela/variación del guionista y director Todd Solondz de la aclamada Happiness, tres hermanas y las personas a las que aman luchan para encontrar un lugar en un mundo tan impredecible como volátil, donde el pasado se desborda en el presente, poniendo en peligro el futuro.

El tema del perdón y sus límites es el hilo conductor de una serie de historias de amor, que aporta luz y quizá alternativas a la comodidad que representa el olvido. Han transcurrido diez años desde que una serie de aterradoras y catastróficas revelaciones destrozaron a la familia Jordan. Ahora, los fantasmas merodean y acechan, intranquilizan y consuelan, mientras Joy (SHIRLEY HENDERSON) descubre que su marido Allen (MICHAEL KENNETH WILLIAMS) no está del todo curado de su peculiar “aflicción”, por lo que decide huir para buscar alivio y orientación con su madre y hermanas.

Todos los miembros de la familia de Joy parecen envueltos en un dilema particular. Su hermana Trish (ALLISON JANNEY) intenta rehacer su vida con sus hijos después de que enterarse que su marido psiquiatra ha abusado de varios niños. Conoce a Harvey (MICHAEL LERNER), un divorciado solitario a punto de jubilarse, y se agarra a la esperanza de que una nueva presencia masculina aportará estabilidad a su frágil familia. Helen (ALLY SHEEDY), la tercera hermana, se siente victima de su familia y de su propio éxito en Hollywood, y Mona (RENÉE TAYLOR), la madre de las tres, no consigue superar su amargura hacia el sexo opuesto.

Por otra parte, Mark (RICH PECCI), el hijo de Harvey, lucha contra el aislamiento social y un profundo pesimismo. Bill (CIÁRAN HINDS), el ex marido de Trish, acaba de salir de la cárcel e intenta reanudar la relación con su hijo mayor, Billy (CHRIS MARQUETTE), pero antes encuentra un momento de reposo en brazos de Jacqueline (CHARLOTTE RAMPLING), una mujer que no se detendrá ante nada en su desesperada búsqueda del amor. Timmy (DYLAN RILEY SNYDER), el hijo pequeño de Trish y Bill, se enfrenta al paso de la adolescencia a la madurez mientras intenta entender lo que acaba de aprender acerca de su niñez.

Estos personajes y sus historias se ensamblan, se expanden y colisionan, creando un retrato profundamente emocional de unos prisioneros del amor y de la vida. A veces hilarante, otras trágica, escandalosa y conmovedora, LA VIDA EN TIEMPOS DE GUERRA es una osada comedia de inesperada resonancia.

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En 1995, con Bienvenido a la casa de muñecas, un brutal y divertido retrato de los miedos adolescentes, Todd Solondz adquirió fama de guionista y director provocador y original. Desde entonces ha creado varias películas que han consolidado esta reputación. En LA VIDA EN TIEMPOS DE GUERRA vuelve a visitar a la familia Jordan, a la que presentó por primera vez al público en 1998 con Happiness.

“Han transcurrido diez años entre lo que acontece en Happiness y LA VIDA EN TIEMPOS DE GUERRA,” dice el director. “Pero no soy de los que se ciñe literalmente al paso del tiempo o a las circunstancias. Me gusta cambiar las cosas, verlas desde una nueva perspectiva. Por ejemplo, algunos personajes han envejecido cinco años y otros, veinte. Algunas historias han cambiado. No hay nada definitivo. Es más divertido e interesante así”.

La productora Elizabeth Redleaf se enteró del proyecto en un avión camino del Festival de Cannes. Fue Mike S. Ryan, el productor de Palíndromos, película dirigida por Todd Solondz en 2004, quien le habló de él. “Me preguntó si me interesaba leer el nuevo guión de Todd”, dice la productora. “Conocía bien su trabajo y sentí curiosidad. Transcurrieron dos días antes de que pudiera abrirlo, pero con solo leer las primeras cuatro páginas ya sabía que quería hacer la película”.

Recuerda claramente lo que sintió al ver Happiness por primera vez: “No podía dejar de reír. La he visto varias veces desde entonces, y sigo pensando que es uno de los mejores ejemplos de comedia negra que he visto. Incluso mejora con el tiempo”.

A pesar de la admiración que ella y su socia Christine Kunewa Walker sienten por esta película, en ningún momento quisieron que LA VIDA EN TIEMPOS DE GUERRA fuese una secuela en el sentido convencional de la palabra. “No es una secuela, más bien se trata de una progresión”, dice Christine Kunewa Walker. “El guión es la quintaesencia de Todd. Los personajes nunca dicen lo que piensan y el idioma a veces se entromete en la comunicación”.

Todd Solondz insiste en que escribió el guión para que la película se mantuviera en pie sola. “Dudo que alguien recuerde lo que pasa en la primera, en ésta o en cualquiera de mis películas. Cuando escribí el guión hace unos años, no tenía pensado que fuera así, simplemente ocurrió. Los personajes volvieron a mi mente y empecé a partir de ahí”.

Aunque quizá sea menos chocante en cuanto a las descripciones sexuales explícitas, LA VIDA EN TIEMPOS DE GUERRA no se queda corta. “Estamos entusiasmadas de que sea nuestra primera película”, dice la productora Christine Kunewa Walker. “Antes de que se terminara de montar, ya había un montón de gente deseando verla. También significa una gran responsabilidad porque el público tiene muchas expectativas”.

“Hay algo muy conmovedor y real en la historia”, añade. “Trata de los elementos más esenciales de Todd, los elementos que me emocionan, como la lucha por encontrar un camino en la vida, el reto que significa equivocarse y lo difícil que puede llegar a ser encontrar el perdón y la redención”.

La inquebrantable honradez de Todd Solondz le permite encontrar un sentido universal en las relaciones sociales cotidianas. Elizabeth Redleaf dice: “No siempre es la realidad, pero sí es la verdad”.

Refiriéndose a una escena en que las hermanas Joy y Trish comen juntas, dice: “Cualquiera que tenga hermanas podrá reconocer el tipo de pullas veladas que se lanzan. Todd es un maestro a la hora de manejar este tipo de humor. Sabe cómo hacer reír al público y también cómo hacerle sentir un poco incómodo. Pero la película respeta los sentimientos de una familia que ha pasado por algo terrible”.

Ver trabajar al director en el plató fue toda una revelación. La productora sigue diciendo: “Para él, el fotograma es un lienzo en blanco. Con cada toma, añade textura a medida que habla con los actores y ajusta las interpretaciones. Por ejemplo, les pide que vuelvan a repetir una frase del diálogo en una posición diferente o con algo en la mano. En la escena en que las dos hermanas comen juntas, Todd las dirigió desde debajo de la mesa. Cuando se visionan las tomas una tras otra, es fácil darse cuenta de que van mejorando”.

La actriz Shirley Henderson, que interpreta a Joy, describe el estilo de dirección de Todd Solondz como “mágico”. “Emplea la repetición. No ensayamos, casi no hablamos antes de empezar a rodar. Todo ocurre en el plató. Tengo la sensación de que si me hubiera dicho algo antes y lo hubiese preparado, no habría sido lo que él quería”.

Por su parte, el director dice que simplemente disfruta trabajando con actores de talento. “Las interpretaciones no tienen nada que ver conmigo. Todo lo hacen los actores, y tampoco lo quiero analizar mucho. Intento contar una historia de la forma más simple posible. Es un placer observar a los actores trabajando”.