La ceremonia del amortajamiento, en la que se lava, viste, maquilla y coloca al difunto en el ataúd ante la presencia de los allegados, depende de los amortajadores, un oficio poco solicitado, pero que en DESPEDIDAS cobra vida. Un joven descubre la muerte en todas sus facetas, lo que le permitirá emprender una nueva vida.

YOJIRO TAKITA, el realizador de DESPEDIDAS, es uno de los cineastas más famosos de Japón.

El guión de DESPEDIDAS es de KUNDO KOYAMA, que firma su primer largo después de hacerse famoso con el exitoso programa de cocina “El cocinero de hierro”. La música es de JOE HISAISHI, compositor habitual de las películas de Hayao Miyazaki. La película se rodó íntegramente en escenarios naturales en la zona de Yamagata, en el noreste de Japón, cuyos espléndidos paisajes sirven de telón de fondo durante las cuatro estaciones del año.

El actor MASAHIRO MOTOKI aporta el toque cómico necesario a una interpretación increíblemente matizada en el papel de Daigo, un hombre que se perdió en Tokio y que regresa a su ciudad natal con Mika, su esposa, interpretada por RYOKO HIROSUE. La joven actriz aporta claridad y naturalidad al papel de una mujer que inicialmente está en contra de la profesión escogida por su marido, pero que acaba por entenderla y respetarla. El veterano TSUTOMU YAMAZAKI presta su imponente presencia y talento a Sasaki, el experimentado amortajador con el que trabaja Daigo.

Hasta que llegue nuestro tránsito, debemos despedir a los seres queridos que se van antes que nosotros. Un tema universal que evoca el amor a la pareja, a los padres, a los hijos, los lazos que unen a las familias, a los amigos, a los compañeros de trabajo, en una película que despierta fuertes emociones y humor al mismo tiempo.

La preparación para la última despedida

Cuando se disuelve la orquesta en la que toca el violonchelo, Daigo Kobayashi decide regresar con su esposa Mika a su ciudad natal de Hirano, en la prefectura de Yamagata, situada en el noreste de Japón. Contesta a un anuncio de trabajo convencido de que se trata de una agencia de viajes. Sasaki, el dueño de la agencia, le contrata sin mirar su currículo, y Daigo no tarda en descubrir que el trabajo tiene poco que ver con viajes. Se trata de ocuparse de la ceremonia del amortajamiento, de la última despedida. No está nada convencido, pero ante lo que Sasaki está dispuesto a pagarle, acaba por intentarlo. Avergonzado, le dice a su mujer que la agencia se ocupa de organizar “ceremonias”.

Una guapísima suicida que en realidad es un chico; una adolescente infeliz muerta en un accidente de moto; una abuela que quería ponerse los calcetines blancos de sus nietas… La muerte se presenta ante Daigo bajo diversos aspectos. Al principio siente reticencia, pero poco a poco empieza a entender cuál es el fin de su trabajo como amortajador.

Su esposa Mika se entera de qué tipo de “ceremonias” se ocupa la agencia y le exige que deje el trabajo. Cuando Daigo se niega, ella le abandona y vuelve con su familia a Tokio.

A pesar de encontrarse solo, sigue creyendo en su trabajo.

El invierno se convierte en primavera. Cada día adquiere una mayor seguridad en sus gestos profesionales, parece feliz. Pero Mika vuelve y le comunica que está embarazada; la madre de un amigo de la infancia muere de repente, y se entera de que su padre, que le abandonó hace 30 años, también acaba de fallecer.

¿Cómo se enfrentará Daigo a la vida y a la muerte como amortajador, marido, hijo y ser humano? La despedida final, un adiós lleno de felicidad.