Albert Dupontel

Filmografía seleccionada

2007 DEJAD DE QUERERME
de Jean Becker
PARIS
de Cédric Klapisch
2006 ODETTE, UNA COMEDIA SOBRE LA FELICIDAD
de Eric-Emmanuel Schmitt
2005 PRESIDENTE
de Lionel Delplanque
SUEÑOS DE ORQUESTA
de Danièle Thompson
ENFERMÉS DEHORS
de Albert Dupontel
2003 LARGO DOMINGO DE NOVIAZGO
de Jean-Pierre Jeunet
2002 IRREVERSIBLE
de Gaspard Noe
1999 LAS CONFESIONES DEL DOCTOR SACHS
de Michel Deville
LE CRÉATEUR
de Albert Dupontel
1996 BERNIE
de Albert Dupontel
UN HÉROE MUY DISCRETO
de Jacques Audiard
1992 DÉSIRÉ
de Albert Dupontel

Qué significaba para usted la obra cinematográfica de Jean Becker?
Creo que todas sus películas tienen algo en común: una gran sensualidad. Se oye el soplo de la brisa, el zumbido de un insecto. También hay esa mezcla permanente de drama, como en Verano asesino, y de placer de vivir, como en La fortuna de vivir, esa mezcla de pesimismo y optimismo, de ingenuidad y de violencia. Un ensamblaje curioso presente en DEJAD DE QUERERME que, por si sola, representa un intenso resumen del trabajo de Jean.

¿Qué le motivó para querer encarnar a Antoine?
El guión estaba muy bien escrito y la actitud del personaje me pareció coherente con lo que podría sentir si estuviera en su lugar. Me identifiqué inmediatamente con él. Es una gran ayuda, no cabe duda.

¿Le fue difícil meterse en la piel de este personaje enigmático?
No más que en la de otros. Cada vez que interpreto un personaje, me abro totalmente. No hago preguntas, cada día me meto más dentro de él. No busco excusas ni intento justificar lo que hace Antoine, solo intento entenderle y quererle, haga lo que haga. Al enfrentarse a la mediocridad de la vida, al destino, Antoine se comporta como un héroe: decide seguir su propio camino. Es una actitud insolente, egoísta, loca, valiente y, sobre todo, elegante. Vuelve a ser el que era para vivir este momento tan especial de su existencia.

Ese hombre que lo manda todo al infierno por una razón muy concreta, que solo se descubre al final de la película, ¿podría ser usted?
No sé si tendría tanto valor. Y, para serle sincero, preferiría no estar nunca en una situación semejante.

En algunas de las escenas en que Antoine no se muerde la lengua, da la impresión de que disfrutó interpretándolas, ¿fue así?
Ni más ni menos que en otras escenas. Me identifico con la emoción de Antoine, pero eso no significa que piense como él. Me divertí tanto rodando su rebelión burguesa en la escena de la cena entre amigos como cuando filmamos el reencuentro con su padre.

Antoine denuncia la comodidad paralizante en la que vive con su mujer. Además del dinero, ¿qué hace girar el mundo?
La vida carece de sentido. A cada uno le toca encontrar el sentido de la suya, pero para eso hace falta saber quiénes somos. En muchos casos somos el fruto de nuestra educación, del ambiente que nos rodea y del condicionamiento de nuestra época. En otras palabras, no nos conocemos, y más que dirigir nuestra vida, la padecemos. Darse cuenta de esto saca de quicio a Antoine. El dinero solo es un concepto inventado por el hombre, pero acaba por encarnar toda su angustia, todo su deseo. Los amigos de Antoine han alcanzado un buen nivel social y se consideran felices, cuando en realidad solo son unos estúpidos.