The Business of Film Cannes 2006

El largometraje documental APUNTES DE FRANK GEHRY (Sketches of Frank Gehry) se basa en los bocetos originales realizados por el arquitecto para futuros proyectos y estudia el proceso que sigue para convertir unos dibujos abstractos en modelos tridimensionales tangibles y, posteriormente, en los edificios mundialmente famosos que conocemos.

El núcleo de la película está en la calidad contenida e informal que Sydney Pollack imprime en las conversaciones que mantiene con Frank Gehry y con muchos otros (Michael Eisner, Bob Geldof y Dennis Hopper...), a través de las que el director abre la piel de la teoría arquitectónica y penetra en la vida de este gran arquitecto y de su proceso creativo único.

Como contrapartida a la deliberada falta de formalidad – meros bocetos – del trabajo de Pollack con la cámara de vídeo, se esfuerza en capturar en 35 mm la grandeza de la arquitectura de Gehry desde su primer edificio, un pajar en California, a los que ahora están entre los más grandes de la era moderna, como el Museo Guggenheim de Bilbao y la Sala de Conciertos Walt Disney de Los Ángeles.

Galardonado con el Premio Piztker en 1989, el premio más importante del mundo de la arquitectura, así como con la Medalla de Oro del Colegio Estadounidense de Arquitectos, Gehry recibió en 2001 la Medalla de Oro del Real Instituto de Arquitectos de Gran Bretaña. Es de los pocos arquitectos que ha sido aclamado por la crítica y por el público, borrando la línea entre el arte y la arquitectura. Si a esto añadimos el elevado nivel de Sydney Pollack a la hora de rodar, la película se convierte en un documento único y revelador.
El País (Diego Galán)
Pollack hace un buen retrato de Frank Gehry

Wall Street Journal (Joe Morgenstern)
Conmovedor retrato de un artista singular.

Variety (Todd McCarthy)
Lúcida y atractiva.

Entertainment Weekly (Lisa Schwarzbaum)
Curiosamente, este seductor documental, el primero de Pollack, se parece a un edificio diseñado por Gehry, atrevido, llamativo, con un toque de vanidad y atractivamente neurótico.

The Hollywood Reporter (Kirk Honeycutt)
Un apunte lúcido, inteligente y cariñoso de uno de los mejores arquitectos del mundo.

New York Daily News (Elizabeth Weitzman)
Una conversación fluida entre dos amigos que, como dice Pollack, “intentan encontrar métodos de expresión creativa dentro de dos industrias con exigencias restrictivas”.

Newsday (Jan Stuart)
Seduce la fabulosa creatividad de Gehry, su empeño en ir contra las reglas, sus diseños con aristas, espirales y efectos en zig-zag a escala masiva.


Tempestad bajo un cráneo Cannes 2006 - Les films du jour
Invitado este año para dar una lección de cine, Sydney Pollack no había presentado una película en la Sección Oficial del Festival desde 1972 con Las aventuras de Jeremiah Johnson. Trae su primer documental dedicado a su amigo Frank O. Gehry, el arquitecto canadiense autor del Museo Guggenheim de Bilbao.

“Frank Gehry me contó que la BBC y la CBC se habían puesto en contacto con él porque querían consagrarle un documental. Se sentía incómodo, le extrañaba la idea de que alguien quisiera inmiscuirse en su intimidad, pero me pidió que lo hiciera yo. Al principio me negué porque no soy realizador de documentales y tampoco soy un especialista en arquitectura. Fui a ver el Museo Guggenheim de Bilbao y me quedé asombrado. Hiro Yamagata, un pintor japonés que admira mucho a Frank, decidió invertir en el proyecto y nos dio una cantidad suficiente para empezar. Trabajaba en el proyecto en mis ratos libres, de dos a tres fines de semana cada año, hasta que nos quedamos sin dinero y la serie “American Masters”, producida por PBS, nos compró los derechos para una emisión el otoño siguiente. Cuando volvimos a estar sin dinero, Stanley Bucthal nos dio la cantidad que nos faltaba y se convirtió en productor delegado”.

“La dificultad residía en explicar al público lo que pasa por la cabeza de un artista cuando intenta realizar una obra. Empecé a rodar en 16 mm con grandes técnicos, pero pronto me di cuenta de que debería reducir el equipo al máximo si quería conseguir que Frank hablara con veracidad, honradez y libertad. Por eso me serví de una cámara digital no profesional. Mi larga experiencia en el cine de ficción me empujó a dar una cámara al productor para que rodara algunos planos. Frank no cesaba de repetir: ‘Me lo paso tan bien cuando hablamos. Estas conversaciones deberían salir en la película’. La montadora, que es una especialista en documentales, también se empeñaba en incluir planos de los dos. Yo los suprimía, pero ella insistía y volvía a incluirlos. Por fin, cuando proyectamos unas escenas de la película a amigos cercanos y todos reaccionaron positivamente, me atreví a reconocer que podía ser una idea juiciosa aparecer al lado de Frank”.